Antonio García Villarán es un youtuber-pintor con una barba que parece un árbol de navidad al revés.
Tanto por la forma como por la decoración que tiene.
El caso es que este tío tiene ha logrado crear un concepto que todos sabíamos pero que nadie le había puesto nombre.
Hamparte.
Esto es decirle a la gente que colgar un plátano en la pared, un zurullo en el suelo con una bandera o hacer una performance tirándote al suelo no es arte.
¿El David de Miguel Ángel? Arte porque implica talento.
¿Zurullo en el suelo? Hamparte porque implica fisiología.
El caso es que ayer discutiendo con un chica me decía que X copy no era tan guay y que otro redactor era mucho mejor.
Clásica discusión. ¿Por qué? Porque esa discusión esconde una idea de que el copy ha de ser “arte” de alguna manera.
Bonito, bello, francés.
Que algo esté bien escrito sin duda es mejor. Pero ese no es el punto.
Y eso me recordó que leí a John Carlton meterse con todas las agencias pijas de Madison Avenue con sus diseños y slogans inteligentes.
Él decía:
La gente de estos sitios no entiende nada. Lo que nosotros hacemos no tiene que ser estético, tiene que ser vendedor. Somos comerciales por texto. Ya sé que no es molón, pero créeme que es mucho, mucho más rentable.
Nosotros no discutimos sobre si lo nuestro es arte, hamparte, estético o no.
De hecho, la discusión no es ni siquiera sobre estilos de unos copys u otros. La verdadera pelea está en el mercado.
En el producto.
En la gente.
En que si eso que vendes soluciona algo a alguien de alguna manera. No sobre si es arte o sobre si podrás hacer tu propio slogan al estilo “¿te gusta conducir?”
Los comerciales no discuten sobre si uno usó más prosa que el otro para vender algo. Discuten sobre cómo llegar a las personas indicadas con el producto preciso.
En fin, discusiones estériles.
Si quieres vender más y quitarte todos los pájaros de la cabeza puedes empezar con este recurso gratuito que tengo aquí:
El capítulo 6 de mi curso de copywriting el Método Vàzkosky.
Mc. Migui.